Hace un año...

...murió mi aitona (mi abuelo). Fue el único día en mi vida que ha conseguido desgarrarme el corazón. La víspera habíamos estado juntos en la playa, él estaba sano, no tenía ningún problema, y así de repente, se fue. Por lo menos murió como él siempre había querido, sin haber tenido que depender nunca de nadie. No quería convertirse en un anciano en silla de ruedas, o que se pasa todo el día en casa porque apenas puede salir a la calle. Aún me cuesta creer que no lo voy a ver nunca más, y sigo sin poder pasar cinco segundos sin llorar pensando en él, así que ya podéis imaginaros cómo estoy ahora mismo. La vida es así, a veces te manda cosas que no esperas ni por asomo, buenas o malas, y hay que aprender a pasar página. Yo no acabo de pasarla, pero no me importa... llorar me desahoga, estoy bien así.